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Nació un miércoles del año 1394 (de la hégira de su querido antepasado), correspondiente a 1974 de la era cristiana, en la región de Tamsamane, situada en el Rif marroquí, cuyas gentes son conocidas por su fe y su valentía. Aquí pasó su infancia y juventud. Su infancia estuvo marcada por la seriedad en todas las situaciones, no por la ociosidad, el juego o la pereza. Creció con normalidad bajo la guía de sus padres y en la práctica religiosa. Su singularidad ya era evidente en ese momento. Tuvo verdaderas visiones que se produjeron en la realidad sensorial (Al-Mulk) tal y como las había visto en el Malakut. Recibió su educación primaria en la ciudad de Alhucemas. Luego viajó a la ciudad de Taza para terminar su educación secundaria. Alá el Sabio decidió que interrumpiera su educación para comenzar su aprendizaje en el gran mundo, hasta que llevara el estandarte de la santidad. Poco después de dejar sus estudios, se aisló de su familia y amigos. Comenzó a viajar por todo Marruecos, visitando muchas ciudades, pisando tierras lejanas, caminando entre montañas y valles. Dijo al respecto, una vez que se iluminó el sol de su vista interior: «Viajé entre las montañas, pero es con Alá que até mi equipaje». Durante este periodo, viajaba de un mausoleo de un santo a otro, durmiendo allí donde le pillaba la noche y a veces tomaba la tierra como cama y el cielo como manta. Dijo, que Alá esté complacido con él, «Estaba sirviendo al destino y no lo sabía. Cuando invoqué, el Verdadero respondió a mi invocación. Cuando busqué, obtuve lo que buscaba. Las criaturas se volvieron hacia mí dondequiera que fuera. Su ausencia de su familia y su periodo de olvido duraron diez años, sin que su familia supiera de él ni él de ellos. Cuando el período de su oblación terminó, volvió de nuevo con su familia y amigos para que Alá cumpliera Su Mandato.